Fotografía de Hugo Marchant Moya, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y preso político durante la década de los 90. Marchant, al igual que otros militantes y opositores al régimen dictatorial de Augusto Pinochet, estuvo privado de libertad durante nueve años, tras lo cual fue expulsado del país con destino a Finlandia en 1992 bajo mandato de la Ley Cumplido que dictó en ese momento el presidente Patricio Aylwin. El año 2011 fue detenido por la Policía de Investigaciones en el Aeropuerto de Santiago cuando intentaba regresar al país.
Fotografía de un grupo de militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), recluidos en la Cárcel Pública de Santiago en calidad de presos políticos. Entre ellos, se encuentra Carlos Bruit, Humerto Trujillo y Fernando Valenzuela.
Fotografía de militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) recluidos en la Cárcel Pública de Santiago en calidad de presos políticos durante la dictadura cívico militar chilena.
Folleto del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de 1978. Titulado como "Frente a los 2.800 presos desaparecidos. No habrá jamás olvido, no habrá perdón", el documento compuesto de seis páginas con ilustraciones a color y fotografías, se inserta en la campaña "Hasta encontrarlos, hasta la libertad de nuestro pueblo", de carácter permanente que impulsó el MIR en solidaridad con los/as presos/as y desaparecidos que fue generando la represión y el terrorismo de Estado ejercido contra el movimiento social chileno. En las primeras dos páginas se hace latente el rechazo y repudio a la Ley 2.191 o Ley de Amnistía que levantó un manto de impunidad por los crímenes cometidos entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1978. En el documento, el MIR cuestiona el concepto de perdón y olvido que trata de imponer el régimen bajo argumentos de unidad nacional y reafirma su compromiso por la unidad de la clase obrera, la izquierda y la resistencia como caminos para derrocar al tirano. En las páginas siguientes se presentan las demandas del movimiento, entre las que se encuentran: el reconocimiento de los desaparecidos, una amnistía total para los presos políticos, la concesión de libertades sindicales y el retorno de los/as exiliados/as.
Dibujos realizados por Peto Urzúa en prisión, comenzó los bocetos en un cuaderno en el Estadio Chile y los terminó durante su detención en Tres Álamos. Fueron sacados de forma clandestina por la madre de Roberto Merino, María Amalia Jorquera Moya y la madre de Cristian Van Yurick, Ruth Altamira. Tanto Roberto como Cristian estuvieron prisioneros en el centro de detención de Tres Álamos. Los dibujos fueron guardados por María Amalia Jorquera hasta el año 1989, fecha en la que Roberto regresó a Chile.
