"Al principio, los mismos campesinos atendía,n pero después pusimos cajera, ordenamos los mesones donde se ponían las verduras. Yo me fuí a vivir a lo que eran las oficinas del matadero. Ahí pusimos mi casa porque éramos los cuidadores. Poco antes del mes ya llegaban cantidades de productos: verduras, conservas de la Copihue y de Pelark, también llegaban huevos y pollos." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Se hacían unas tremendas filas de gente, todos contentos daban las gracias. La gente salía con los carros llenos y con las matas de acelga que le pasaban la cabeza, y uno disfrutaba de eso. Asi, hasta que llegó el Golpe." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Yo estuve ese día hasta las siete de la tarde, ahí llegó la chica Pamela y me dice "compañera, usted tiene que salir de aquí". Nos fuimos juntas del matadero escondiéndonos del helicóptero porque había toque de queda. Finalmente, nos tuvimos que ir y el mercado no volvió a funcionar" (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Despúes hicieron un mercado por la orilla del estadio, pero no fue lo mismo, tampoco el mercado que hay ahora. En eso hay fines de lucro no como en el mercado campesino que nosotros habíamos hecho. Ese tiempo fue bonito, muy hermoso." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"El día 11 de septiembre mi mujer se fue temprano, a las siete y media, a su trabajo. Yo, como era normal, me puse a escuchar la radio y supe del golpe. Escuché a Allende, me fuí de espaldas, y pensé que en verdad era súper grave el escenario." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Tomé mi arma, que era un arma bastente grande, una Colt Super Auto, calibre 38 de balas largas, y me eché una caja de balas. Me puse mi chaquetón y no tenía vehículo, así que me fui colgado de un trolley hacia el centro de Santiago, donde me fui conlgado, incluso, sobre el parachoque" (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Me fuí a presentar a la radio Nacional, tenía que tomar la conducción ya que yo encabezaba las tareas de comunicaciones. En cuanto llegué supe que nos habían volado la antena y que estábamos sin posibilidad de llegar al medio público. Teníamos nosotros un compromiso que era reproducir un discurso que grabó Miguel Enríquez en una cinta, ese discurso daba las instrucciones del MIR para el caso de un golpe" (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Conseguí un vehículo, un Austin Cooper, y en él junto a Marcelo Romo y otros dos compañeros partimos rumbo a la radio Minería. Esta radio estaba en un pasaje y cuando llegamos al fente de la radio había un camión militar con una punto cincuenta. Logramos, retroceduendo, arrancar." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Llegamos a radio Cronos, amenazamos al operador que había y nuestro operador empezó a intentar transmitir la proclama que teníamos grabada. No lo logramos, el transmisor estaba dañado." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).