"Tuvimos que retirarnos de radio Cronos y se nos acabó la gasolina del vehículo en Valdovinos con Sierra Bella, todavía recuerdo. Tuvimos que abandonarlo y en el auto, en la maleta del auto, quedó la cinta magnética y el discurso de Miguel Enríquez. Nunca supimos qué pasó con ella, el auto lo asaltaron en los días posteriores y lo desvalijaron y nunca pudimos saber qué habia pasado con la cinta." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Era un lugar bastante extraño. Era el Estadio Chile y estar detenido ahí era raro. En la mañana del 13 llamaron a gente que había caído por el toque de queda, yo dije "esta es la mía, aquí salgo"" (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Los que estaban por toque de queda habían entregado su carnet de identidad, por eso sabían los nombres y entregaron la lista por los parlantes. Yo el mío lo tenía en mi bolsillo. Dí mi nombre y me dicen "no, no está en la lista. Van a haber otras después", así que volví a sentarme" (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Pasó la noche, hubo gritos, llamaron por los parlantes llamando a la calma y muy temprano el día trece llaman a familiares de fuerza armadas, de gendarmería, y carabineros que los iban a buscar sus familiares. Por ahí me dije yo "esta es la mía", voy a tratar de salir junto a ellos puesto que ellos sí estaban en las mismas condiciones que yo: tenían su carnet de identidad en el bolsillo." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Me fuí donde ellos y escuché que habían estado buscándolos en el Tacna, en el Estadio Nacional y en otros lugares de detención. Así que volví y me metí a los camarines. Los soldados que estaban ahí se hicieron a un lado y me dejaron entrar y ahí vi gente que estaba muy, muy mal. Gente ensangrentada, tapada con frazadas; muy mal. Me di una vuelta como si nada y volví a salir." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Me ilumino: me pongo a improvisar como loco y me acerco a él y le digo "lo felicito, mi comandante", "gracias, niño", me dice. "Mire soy hijo del primer Aguilera", cosa que era mentira "y ando buscando a mi hermano. Mi hermano es epiléptico y mi mamá anda desesperada en la casa, mi papá está de servicio. Fui al Estadio Nacional, fui al Tacna y no lo he encontrado y vine aquí para llamarlo por los parlantdes y no está"" (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"El militar me abraza y empieza a caminar conmigo hacia la puerta, me dice "Mire, mire, mire mijo, vaya al Estadio Nacional y ahí hablé con él -me dio un grado y un apellido de alguien- y ahí debe estar su hermano". El pelao que estaba abrió la puerta y yo salgo a la calle, por la Alameda, por todas partes, todo el mundo me perseguía, yo estaba convencido de que casi me habían dejado salir para perseguirme. La verdad es que logré salir del Estadio Chile, con las patas y el buche y, a pesar del miedo, a partir de ese día entré en la clandestinidad." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"La detención es la típica, eran unas camionetas C10 doble cabina, me metieron en el asiento de atrás, me vendaron los ojos, pero poco menos que pidiéndome disculpas" (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Miguel Krassnoff era muy correcto, muy educado y me dijo que no me preocupara, que me iban a hacer un par de preguntas y que después volvería. Así comienza todo un sistema paulatino en que uno va perdiendo todos sus derechos y todo su honor. Te empiezan de a poco a garabatear y a maltratar." (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).
"Se veía que era importante de que yo no supiera para dónde me llevaban. Ahí empieza el juego, uno trata de recordar por dónde diablos lo están llevando, pero dan miles de vueltas y al final es imposible. Entonces tú no sabes a dónde te llevan. Y eso ya es parte de la tortura. " (Extracto que acompaña a la ilustración en el libro).